Nació en
París el 1 de enero de 1863, su padre siempre quiso que sea militar, pero él
optó por la pedagogía desde los 20 años donde se siente realizado. Sus estudios
trataron de viajar a distintos países y ciudades para observar las distintas
doctrinas sobre el mejoramiento de la salud del cuerpo.
La que
más le llamó la atención y posteriormente lo inclinó en la búsqueda del deporte
como salud, fue la doctrina del Cristianismo muscular que era la búsqueda de la
perfección espiritual por medio del deporte y la higiene.
Comienza
a divulgar estos métodos por toda Francia: Crea sociedades atléticas en los
institutos que se asocian en la Unión
de los Deportes Atléticos. Funda la primera revista dedicada al
deporte: la Revue Athletique,
logrando que el gobierno francés acceda a incluirla en sus programas de la Exposición
Universal de 1889.
Fue enviado
a Estados Unidos para continuar con sus investigaciones sobre los métodos de
enseñanza. Desde ese momento, el deporte volvía a ser tomado en cuenta en
Europa pasando de ser practicado en colegios y minorías a ser considerado como
una moda y una práctica habitual.
Pierre
comienza a soñar con unir en una extraordinaria competición a los deportistas
de todo el mundo, bajo el signo de la unión y la hermandad, sin ánimo de lucro
y sólo por el deseo de conseguir la gloria.
El 25 de
noviembre de 1892 da una conferencia en la Sorbona sobre «el ejercicio físico
en el mundo moderno», seguida del anuncio del restablecimiento de los Juegos
Olímpicos. Sin embargo, muchos países se mostraron en contra de la restauración,
incluso Grecia con su jefe de gobierno.
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En 1894 cuando proclama la renovación de los juegos |
Coubertin,
inteligente él, consiguió que el príncipe heredero de Grecia, el Duque de Esparta intercediera ante el
káiser Guillermo, emperador de Alemania cuñado
suyo, convenciendo a los ingleses y a su propio Gobierno. El príncipe consigue
que se emita una serie de sellos conmemorativos para conseguir el dinero para
los juegos. Además, crea una suscripción pública con tan buenos resultados que
consigue que Jorge Averof, un rico de Alejandría,
corra con los gastos de la reconstrucción del estadio de Atenas.
El 23 de
junio de 1894 Coubertin proclama, una vez más en la Sorbona, la renovación de
los Juegos y la fundación del Comité Olímpico Internacional, que presidirá de
1896 a 1925 con una dedicación y una competencia poco frecuentes. Ese día
se conoce como “El día olímpico”. Nueve países firmaron el acuerdo para
restaurar los Juegos Olímpicos: Bélgica, Inglaterra, Francia, Grecia,
Italia, Rusia, España, Suecia y Estados Unidos.
Coincidiendo con el estallido de la Primera Guerra Mundial
(1914), que interrumpió la celebración de los Juegos cada cuatro años, diseñó
la bandera olímpica con los cinco aros enlazados (símbolo de la fraternidad todos
los países del mundo).
En 1925 dimitió del cargo, al hallarse en banca rota al
haber donando toda su fortuna al «movimiento olímpico» y no poder seguir
apoyándolo financieramente. El “barón”, como se le conocía, murió el 2 de
setiembre de 1937 en la sede del Comité Olímpico Internacional en Lausana,
Suiza, donde vivía con el pequeño apoyo que recibía del ente rector del deporte
mundial.
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En la ciudad de Lausana yace la tumba del "barón" de Coubertin |
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